Cribado
No existen guías de práctica clínica establecidas de detección de la ERC en la población general; el cribado de la ERC es controvertido. Sin embargo, es probable que la identificación temprana de la ERC en personas en riesgo sea beneficiosa si se combina con la estratificación del riesgo y el tratamiento para retrasar el avance y reducir el riesgo cardiovascular.[58][59]
Sobre la base del consenso de expertos surgido de una conferencia sobre controversias sobre la enfermedad renal: mejora de los resultados globales (KDIGO), se elaboraron las siguientes recomendaciones para el cribado de la ERC y la estratificación del riesgo en las personas consideradas de alto riesgo:[58]
Se recomienda el cribado en personas con hipertensión, diabetes o enfermedades cardiovasculares.
Se debe considerar la realización de pruebas de detección para las personas con otros factores de riesgo (por ejemplo, edad avanzada, raza/etnia de alto riesgo, enfermedades sistémicas que afectan a los riñones, antecedentes familiares de enfermedad renal, factores de riesgo genéticos, acceso deficiente a la atención médica o nivel socioeconómico bajo, ocupaciones de alto riesgo y exposiciones ambientales, lesión renal aguda previa, preeclampsia, exposición a nefrotoxinas y obesidad).
Las decisiones sobre el inicio y la frecuencia del cribado de la ERC deben individualizarse en función de los perfiles de riesgo renal y cardiovascular y de las preferencias individuales.
Las pruebas de detección deben incluir la tasa de filtración glomerular estimada (TFGe; creatinina y cistatina C, si están disponibles) y la medición de la albuminuria (cociente albúmina-creatinina en orina).
La American Diabetes Association recomienda evaluar la TFGe y la albuminuria al menos una vez al año en personas con diabetes de tipo 1 de ≥5 años de duración y en todas las personas con diabetes de tipo 2, independientemente del tratamiento.[60]
El National Institute for Health and Care Excellence (NICE) del Reino Unido recomienda un seguimiento anual de los pacientes que toman medicamentos que pueden afectar negativamente la función renal (por ejemplo, inhibidores de la calcineurina, litio, uso crónico de fármacos antiinflamatorios no esteroideos [AINE]).[49]
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