Monitorización

No existe un cronograma definitivo para la frecuencia de las visitas clínicas después del diagnóstico y el inicio del tratamiento para la embolia pulmonar (EP). Es posible que los pacientes con un buen conocimiento de la enfermedad y su tratamiento no necesiten una visita adicional hasta la reevaluación al final de la fase de tratamiento para determinar si se debe ofrecer una terapia anticoagulante prolongada. Los pacientes con mayor riesgo de sangrado o con comorbilidades pueden beneficiarse de un seguimiento más temprano.

Se debe descartar la hipertensión pulmonar tromboembólica crónica (HPTC) en pacientes con disnea persistente después de EP aguda (y 3 meses de tratamiento anticoagulante).[3]​ No se recomiendan las pruebas de cribado de rutina en pacientes con HPTC. Se recomienda anticoagulación indefinida en pacientes diagnosticados de HPTC.[3]

Los regímenes de seguimiento relacionados con la terapia anticoagulante difieren según el agente que se utilice.

No hay ningún enfoque único y definitivo de monitorización de la heparina parenteral para el manejo de la tromboembolia venosa (TEV). Un enfoque sugerido es comprobar el tiempo de tromboplastina parcial activada (TTPa) o nivel de anti-Xa cada 6 horas hasta que se obtengan dos resultados terapéuticos consecutivos, después de lo cual la frecuencia de monitorización puede reducirse a una vez al día.[308] La monitorización del nivel anti-Xa puede ser preferible al TTPa en pacientes con resistencia a la heparina, TTPa inicial prolongada, o una capacidad de respuesta a la heparina alterada.[308] Se sugiere un rango terapéutico de 0.3 a 0.7 unidades/mL cuando se utiliza la monitorización de anti-Xa.[308]

Los pacientes tratados con un antagonista de la vitamina K (normalmente warfarina) requieren monitorización frecuente del índice internacional normalizado (INR), preferentemente en una consulta especializada en anticoagulación. Sin embargo, ciertos pacientes pueden ser candidatos para tratamiento de automonitorización con antagonista de vitamina K utilizando unidades portátiles en el punto de atención. Los pacientes que reciben anticoagulación oral y se automonitorizan o se autocontrolan pueden mejorar la calidad de su tratamiento anticoagulante oral.[309]

Dabigatrán, rivaroxabán, apixabán y edoxabán no requieren monitorización de laboratorio con pruebas de coagulación. Se debe realizar una evaluación de la función renal antes de iniciar el tratamiento anticoagulante oral de acción directa y una monitorización de la función renal y hepática durante el tratamiento, según se indique clínicamente.

Las guías de consenso recomiendan que los pacientes (con TEV) que reciben heparina de bajo peso molecular deben ser monitorizados para detectar signos y síntomas de sangrado y cambios en la función renal que requieran ajuste de dosis.[308] El hemograma completo, el recuento de plaquetas y la creatinina sérica se deben monitorizar periódicamente; no se recomienda la monitorización rutinaria de anti-Xa.[308]

Puede no ser necesaria la monitorización terapéutica rutinaria farmacológica de fondaparinux en la mayoría de los pacientes; se puede considerar la prueba de anti-Xa calibrada para fondaparinux si se sospecha que hay acumulación de fondaparinux.[308]

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