Prevención primaria
Debido a la grave morbilidad y mortalidad asociadas con la anorexia nerviosa y a los retos que supone su tratamiento, hace tiempo que se buscan métodos efectivos para prevenir el desarrollo de la anorexia nerviosa. Los programas de prevención pueden clasificarse en universales (aplicados a toda la población, independientemente de los factores de riesgo), selectivos (dirigidos a las personas con mayor riesgo debido a la presencia de factores de riesgo) o indicados (dirigidos a las personas con síntomas tempranos o por debajo del umbral de una afección).[54][55] En la práctica, las intervenciones pueden abarcar dos o más de los grupos mencionados. Los resultados más prometedores se dan al dirigirse a los individuos con alto riesgo y a quienes han empezado a desarrollar síntomas (intervenciones selectivas e indicadas), pero la baja frecuencia de la anorexia nerviosa dificulta todo intento de evaluar su utilidad.[56] Una limitación de la investigación actual es que la población objetivo de la mayoría de los estudios de prevención han sido mujeres estudiantes de secundaria y universitarias; se necesitan más estudios que incluyan una población de pacientes más diversa.[57]
Los tipos específicos de intervención que se muestran prometedores para la prevención primaria de la AN incluyen programas basados en la disonancia cognitiva (incluidos los programas en línea y dirigidos por pares), programas de prevención basados en la atención plena, programas de prevención de modificaciones de estilo de vida saludable, programas basados en la alfabetización mediática y programas de prevención de la autoestima y la autoeficacia.[56][57][58][59] Hasta la fecha, los programas basados en la disonancia cognitiva demuestran la evidencia más sólida de eficacia en la prevención, y parecen ser particularmente eficaces para la prevención selectiva (para aquellos con factores de riesgo), lo que resulta en una reducción de casi el 60% en el riesgo de desarrollo futuro de trastornos de la alimentación en niñas y mujeres jóvenes que experimentan insatisfacción corporal en comparación con los controles.[60][61][62] Aunque la prevención universal parece ser menos eficaz que los enfoques seleccionados o indicados, programas como los programas escolares basados en factores de riesgo múltiples pueden ser eficaces para reducir factores de riesgo importantes, incluida la insatisfacción corporal.[63]
La intervención temprana para la AN (dentro de los primeros 3 años de la enfermedad) se asocia con mejores resultados y mayores tasas de recuperación, particularmente en niños y adolescentes.[64] La intervención precoz es fundamental para las personas con síntomas de inicio reciente y para las que aún no cumplen los criterios diagnósticos completos (es decir, las personas que presentan una anorexia nerviosa por debajo del umbral).[65] El objetivo fundamental es interrumpir la restricción de la ingesta calórica antes de que sea un patrón establecido de comportamiento. Se pueden usar tratamientos psicológicos como los descritos en la sección de tratamiento del tema (p. ej., terapia conductual cognitiva centrada en trastornos de la alimentación o manejo clínico de apoyo especializado), con la participación de la familia para las personas jóvenes.
Prevención secundaria
El manejo de la anorexia nerviosa aguda debe ir seguido de un período de tratamiento extenso con el fin de prevenir la recidiva. Tras la restauración del peso, el tratamiento de la prevención de recidiva debe incluir normalmente reuniones regulares para pacientes ambulatorios con uno o mas médicos durante un año o más.
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