Pronóstico

Los pacientes que han experimentado infarto de miocardio sin elevación del segmento ST (IMSEST) tienen un alto riesgo de morbilidad y muerte por un evento futuro.[206]​ La tasa de muerte súbita en los pacientes que han tenido un infarto de miocardio (IM) es de 4 a 6 veces la tasa en la población general.[207] Los datos del Reino Unido de 2007 a 2017 mostraron que en los 9 años posteriores a un infarto agudo de miocardio, alrededor de un tercio de los pacientes desarrollaron insuficiencia cardíaca o insuficiencia renal, el 7% tuvo un infarto de miocardio adicional y el 38% murió.[206]​ La arritmia ventricular potencialmente mortal (taquicardia ventricular sostenida o fibrilación ventricular) que ocurre después de 48 horas desde el índice de síndrome coronario agudo puede suponer un mal pronóstico y se asocia más frecuentemente con la disfunción ventricular izquierda. Se ha demostrado el beneficio de desfibriladores cardioversores implantables, tanto para la prevención primaria como secundaria, en pacientes con disfunción ventricular izquierda.[2][208][209]​​ La implantación para la prevención primaria debe considerarse como mínimo 40 días después del alta hospitalaria, según las recomendaciones actuales.[2][210]

Este riesgo varía significativamente y depende en gran medida de las características del paciente y de los factores de riesgo (diabetes o tabaquismo), la presencia de insuficiencia cardiaca, la extensión del infarto, el tratamiento administrado (intervención coronaria percutánea o injerto de bypass coronario) y el cumplimiento de los regímenes de tratamiento a largo plazo (rehabilitación cardiaca, cambios en el estilo de vida y farmacoterapia).[211] El riesgo de hospitalización por insuficiencia cardíaca después de un infarto agudo de miocardio es mayor en pacientes femeninas que en hombres.[212]

La terapia moderna para IMSEST, específicamente las estatinas y la revascularización, ha disminuido la morbilidad y la mortalidad al reducir la probabilidad de shock cardiógeno, IM recurrente y muerte.[213][214]​​ Se ha demostrado que el cumplimiento de la medicina basada en la evidencia tiene mejores resultados para los pacientes.[214][215]

Los datos de la época anterior al tratamiento médico y la revascularización sugieren que el riesgo de muerte cardiovascular luego de un IM en ausencia de tratamiento es de aproximadamente un 5% por año, con una tasa de mortalidad posterior al alta hospitalaria durante el primer año de aproximadamente un 10%. Se ha demostrado que la farmacoterapia, los cambios en el estilo de vida y la rehabilitación cardíaca son beneficiosos y juntos contribuyen a disminuir la mortalidad.[5][150]​​[216]

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