Prevención primaria

Las medidas preventivas más importantes implican cambios tanto en el estilo de vida como en la dieta (dejar de fumar, aumentar la actividad física, bajar de peso, aumentar el consumo de pescado, frutas, verduras, fibra y frutos secos; reducir el consumo de sal).[32]

El tabaquismo es una de las principales causas prevenibles de enfermedad, discapacidad y muerte; incluso un tabaquismo ocasional también eleva el riesgo de enfermedad cardiovascular ateroesclerótica (ECVAS).[32][51] Existen programas de apoyo, medicamentos y terapias alternativas. En los adultos que fuman tabaco, se recomienda una combinación de intervenciones conductuales y farmacoterapia.[32] Debe evitarse la exposición al humo de segunda mano.[32]

La evaluación rutinaria y/u oportunista de los factores de riesgo cardiovascular con el cálculo del riesgo a 10 años de ECVAS (enfermedad cardiovascular ateroesclerótica) debe utilizarse para guiar las decisiones sobre el uso de tratamientos preventivos (p. ej., estatinas).[32][52] [ Estimador de riesgo ASCVD Plus Opens in new window ]

El Preventive Services Task Force de EE.UU. recomienda que los adultos de entre 40 y 75 años sin ECVAS pero que presenten uno o más factores de riesgo cardiovascular (es decir, dislipidemia, diabetes, hipertensión o tabaquismo) y un riesgo estimado de enfermedad cardiovascular a 10 años igual o superior al 10% deberían comenzar a recibir una estatina como prevención primaria. A las personas con un riesgo a 10 años de entre el 7.5% y el 10% se les puede ofrecer una estatina de forma individualizada. Para los pacientes de 76 años o más no hay evidencia suficiente para recomendar o desaconsejar el inicio de una estatina en prevención primaria.[53]

El uso de ácido acetilsalicílico ya no se recomienda de forma rutinaria como prevención primaria, pero puede considerarse en pacientes seleccionados en los que el beneficio cardiovascular absoluto supere el riesgo absoluto de aumento del sangrado.[54]

Prevención secundaria

Las medidas preventivas más importantes implican cambios tanto en el estilo de vida como en la dieta (dejar de fumar, aumentar la actividad física, bajar de peso, aumentar el consumo de pescado, frutas, verduras, fibras y frutos secos; reducir el consumo de sal).

Los pacientes deben cambiar a una dieta saludable para el corazón. Si existe sobrepeso, los pacientes deben bajar de peso y mantener un peso corporal saludable. Los pacientes debe consumir una dieta rica en frutas y verduras. Se debe aconsejar a los pacientes optar por alimentos integrales y con un alto contenido de fibra, y consumir pescado, especialmente pescado azul, al menos dos veces a la semana. Se debe restringir el exceso de azúcares, grasas trans, sal y alimentos con exceso de colesterol.

Para un fumador, dejar de fumar es el paso más importante que se puede dar para reducir la muerte relacionada con causas cardíacas y total. Esto incluye evitar el humo como fumador pasivo. Existen muchos programas de apoyo, medicamentos y terapias alternativas disponibles para ayudarlo. Los datos del ensayo EVITA (Evaluación de la vareniclina en el abandono del hábito de fumar en pacientes después de un síndrome coronario agudo) sugieren que la farmacoterapia con vareniclina iniciada en el hospital en el momento del síndrome coronario agudo podría ser eficaz para el abandono del hábito de fumar; sin embargo, se requieren más estudios para evaluar criterios de valoración de seguridad.[150] Se requieren sólo 3 años después del abandono del hábito de fumar en el caso de un fumador que ha tenido un infarto de miocardio para reducir el riesgo de muerte cardíaca al mismo nivel que el de una persona que nunca ha fumado.

Mejorar el estado físico a través del ejercicio aeróbico es de suma importancia. Se recomienda que los pacientes realicen ≥30 minutos de actividad física de intensidad moderada casi todos los días de la semana, preferiblemente. Del mismo modo, los pacientes deben realizar actividad física diariamente en múltiples períodos cortos, como sacar a pasear al perro o utilizar las escaleras en lugar del ascensor.

Los miembros de la familia pueden ser muy útiles y deben participar también junto con otros sistemas de apoyo para ayudar a recordar a los pacientes de los cambios en el estilo de vida y reforzarlos. Los pacientes deben usar los recursos que están disponibles (p. ej., materiales escritos, Internet, clases educativas, orientación de manera regular) y permanecer en estrecha comunicación con los profesionales de salud.

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