Abordaje

Si bien el hipotiroidismo primario manifiesto clásico se presenta con toda una constelación de síntomas y signos físicos confirmados por un aumento de la hormona tiroestimulante (TSH), muchos pacientes no muestran síntomas o tienen síntomas vagos que no son específicos del hipotiroidismo.[1][50]

Evaluación clínica

Los síntomas del hipotiroidismo incluyen letargo, fatiga, depresión, cambios en la voz, intolerancia al frío, irregularidad menstrual, estreñimiento y aumento de peso.​[1][2]​​[51]​​ Los signos físicos pueden incluir habla y movimientos lentos; piel gruesa y seca; edema palpebral; bradicardia; hipertensión; y reflejos osteotendinosos retrasados.[1]​​[52][53][54]​​​​ El bocio es más frecuente en zonas de deficiencia de yodo y también puede estar presente en la tiroiditis autoinmune (Hashimoto).[12][17][25]​​

Pruebas diagnósticas

La TSH es la prueba más sensible y específica para diagnosticar hipotiroidismo primario. Si hay una sospecha clínica de hipotiroidismo, esta prueba se debe solicitar como parte del análisis diagnóstico inicial.[1]​ El rango normal de la TSH es de 0.4 a 4 miliunidades internacionales/L (mUI/L) (puede haber algunas variaciones en las normas de laboratorio). En el hipotiroidismo primario, los niveles de TSH están elevados, aunque en la enfermedad subclínica, pueden estar solo ligeramente elevados. Los resultados de las pruebas de función tiroidea pueden verse afectados por una enfermedad aguda, por lo que deben evitarse durante una enfermedad aguda (a menos que se sospeche que la enfermedad aguda se debe a una disfunción tiroidea).[55]

A continuación, debe obtenerse tiroxina libre (T4) para cuantificar el grado de hipotiroidismo o en caso de sospecha de trastornos distintos del hipotiroidismo primario.[1]​ El rango normal de T4 libre es de 9.00 a 23.12 picomoles/L (0.8 a 1.8 nanogramos/dL). En aquellos casos en los que la TSH está solo ligeramente elevada, el paciente no está sintomático y la T4 sérica libre es normal, el diagnóstico es hipotiroidismo subclínico.[3]

Las pruebas automáticas de anticuerpos no son necesarias para el diagnóstico, pero ayudan a distinguir el hipotiroidismo primario autoinmunitario.[1]​ Se recomienda que las mujeres embarazadas con concentraciones de TSH >2.5 mUI/L sean evaluadas para determinar el estado de anticuerpos antiperoxidasa tiroidea.[56]

Es prudente efectuar pruebas de la hormona estimulante de la tiroides (TSH), hemograma completo (HC) y glucemia en ayunas en pacientes que presentan fatiga inespecífica y aumento de peso. Un estudio descubrió que los pacientes con hipotiroidismo tenían un mayor riesgo de anemia en comparación con los participantes eutiroideos y sugirió que una función tiroidea reducida al inicio aumentaba el riesgo de desarrollar anemia durante el seguimiento del estudio; sin embargo, los mecanismos subyacentes de esta relación no están claros.[57]

Las concentraciones de colesterol total y de lipoproteínas de baja densidad pueden verse aumentadas en el hipotiroidismo.[2]

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