Criterios
Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, quinta edición, texto revisado (DSM-5-TR)[1]
Un diagnóstico de trastorno de pánico se basa en la experiencia de ataques de pánico recurrentes e inesperados. Al menos uno de estos ataques se sigue por un periodo de un mes en el que la persona está preocupada acerca de tener más ataques o por sus implicaciones (p. ej., tener un ataque al corazón) o en el que la persona cambia su comportamiento de manera inadaptada (p. ej., evitar situaciones que puedan provocar sensaciones de pánico). La persona puede seguir experimentando ataques de pánicos esperados e inesperados con frecuencia e intensidad variables.
Los ataques de pánico se caracterizan por un incremento abrupto de miedo intenso o malestar físico, que alcanza un máximo en pocos minutos, en el que se presentan al menos 4 de los siguientes 13 síntomas:
Palpitaciones o frecuencia cardíaca acelerada
Sudoración
Temblor o agitación
Sensación de falta de aire o asfixia
Sensación de ahogo
Opresión torácica o malestar
Náuseas o malestar abdominal
Sentirse mareado, inestable, aturdido o débil
Escalofríos o sensación de calor
Parestesias (sensación de adormecimiento u hormigueo)
Desrealización (sentimientos de irrealidad) o despersonalización (desapego de uno mismo)
Miedo a perder el control o a "volverse loco"
Miedo a morir.
Para cumplir con los criterios diagnósticos del trastorno de pánico, los síntomas no deben ser atribuibles a efectos relacionados con sustancias (p. ej., una droga de abuso o un medicamento), otras patologías (p. ej., hipertiroidismo, trastornos cardiopulmonares) u otros trastornos psiquiátricos (p. ej., trastorno de ansiedad social, fobias específicas, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de estrés postraumático, trastorno de ansiedad por separación o trastorno de ansiedad por enfermedad).
Los ataques de pánico no son una afección codificada independientemente, pero se pueden enumerar como especificadores en cualquier trastorno de DSM-5-TR y son frecuentes sobre todo en pacientes con trastornos de ansiedad, trastornos del estado de ánimo y trastornos relacionados con el consumo de sustancias.
En el DSM-5-TR, la agorafobia se considera un trastorno en sí mismo, con frecuencia comórbido pero independiente del trastorno de pánico. La agorafobia se caracteriza por el miedo o ansiedad marcados en 2 o más situaciones y el miedo asociado o la evitación de estas situaciones debido a pensamientos de que será difícil escapar o de que puede no haber ayuda disponible en caso de desarrollar síntomas similares al pánico u otros síntomas incapacitantes o avergonzantes.
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