Algoritmo de tratamiento

Tenga en cuenta que las formulaciones/vías y dosis pueden diferir entre los nombres y marcas de los fármacos, las fórmulas de los fármacos o las localizaciones. Las recomendaciones de tratamiento son específicas para cada grupo de pacientes: ver aviso legal

Agudo

antes del parto

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Primera línea – 

ingreso hospitalario y monitorización

Las mujeres con hallazgos clínicos que justifiquen una atención especial deben ingresar en un centro hospitalario para su manejo.[1][2]​​[16] En el ingreso, se debe realizar otra evaluación. La presión arterial se debe monitorizar regularmente para detectar aumentos en los niveles, la necesidad de intervención y la respuesta al tratamiento; sin embargo, falta más orientación en cuanto a la frecuencia de estos controles. Una buena referencia es al menos 4 veces al día si la paciente está en una sala hospitalaria o continuamente si se encuentra en una unidad de cuidados intensivos.[16]

En casos de enfermedad leve a moderada bien controlada, se puede considerar el manejo ambulatorio, aunque se requiere monitorización ambulatoria estrecha en una unidad de día, o en un centro equivalente.[1][16][54][Evidencia C]

Los modelos validados de predicción de riesgos, como el fullPIERS o el PREP-S, pueden ser útiles para orientar las decisiones sobre el ingreso y los umbrales de intervención, junto con la evaluación clínica completa.[16]

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decisión en cuanto al parto

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

El parto prematuro puede estar indicado si existen preocupaciones sobre el estado de la madre, como la hipertensión no controlada, el deterioro de los resultados de los análisis de sangre, la reducción de la saturación de oxígeno o los signos de desprendimiento de la placenta. El parto también puede estar justificado por indicaciones fetales, tales como Doppler de la arteria umbilical anormal o preocupaciones por la cardiotocografía.

Un parto precipitado para una mujer en estado inestable puede ser peligroso. El tratamiento con sulfato de magnesio y la terapia antihipertensiva son necesarios antes de considerar el parto en estos pacientes (es decir, presencia de convulsiones, hipertensión no controlada)[1] El parto debe considerarse después de que el estado de la mujer se haya estabilizado.

Antes de las 34 semanas de gestación: prolongar el embarazo es beneficioso para el feto, siempre que las evaluaciones materna y fetal sean satisfactorias. Entre las 34-36 semanas más 6 días de gestación: existe evidencia limitada para orientar el manejo y, por consiguiente, las decisiones se deben tomar según cada caso. A partir de las 37 semanas de gestación, el parto es el abordaje más sensato.

El modo de parto depende de la edad gestacional y está determinado por factores maternos y fetales individuales.[1][16][54]​​ A menos de 32 semanas de gestación, lo más probable es una cesárea. A partir de las 32 semanas de gestación, la decisión debe tomarse caso por caso teniendo en cuenta el estado de la madre y del feto, y las preferencias de la madre.[16]

Si se realiza un parto por cesárea, se prefiere la anestesia regional, siempre que la paciente pueda tolerarla y no haya presencia de coagulopatía. Si se usa anestesia general, se deben tomar las precauciones necesarias para evitar la respuesta hipertensiva a la intubación y extubación, y los problemas del edema laríngeo.[79]

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corticosteroide

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

Los corticosteroides prenatales se recomiendan antes de la semana 34 de gestación para madurar los pulmones del feto.[16]

Es probable que la administración de corticoesteroides entre las semanas 34 y 36 de gestación sea beneficiosa, y debería considerarse en el caso de las mujeres con sospecha de parto prematuro, diagnosticado o establecido; que tengan un parto prematuro planificado; o que presenten rotura prematura de membranas.[16]

Opciones primarias

betametasona: 12 mg por vía intramuscular cada 24 horas por 2 dosis

O

dexametasona: 6 mg por vía intramuscular cada 12 horas por 4 dosis

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sulfato de magnesio

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

El sulfato de magnesio se recomienda antes de las 34 semanas de gestación para la neuroprotección del bebé si la mujer tiene un parto prematuro establecido o tiene un parto prematuro planificado en las siguientes 24 horas.[16][74] Monitorizar los signos clínicos de toxicidad por magnesio al menos cada 4 horas. Si hay signos de insuficiencia renal (p. ej., oliguria), monitorice con más frecuencia la toxicidad del magnesio o reduzca la dosis de sulfato de magnesio.

A pesar del tratamiento profiláctico inicial con sulfato de magnesio en las mujeres antes de las 34 semanas de gestación, si se trata de un parto prematuro establecido o de un parto prematuro planificado en las siguientes 24 horas, algunas mujeres pueden seguir desarrollando eclampsia, aunque de forma infrecuente. Si la madre empieza a tener convulsiones, eso se convierte en el objetivo principal del manejo, pero el bebé sigue recibiendo el beneficio.

El sulfato de magnesio es el tratamiento de elección para las mujeres con eclampsia.[1][2]​​[16] La administración intramuscular o intravenosa es igualmente eficaz.[83] La dosis ideal de sulfato de magnesio sigue siendo incierta, y en Estados Unidos se recomiendan dosis más altas.[1][16] Si se usa un régimen de altas dosis, los niveles de magnesio sérico se deben corroborar 6 horas después de la administración y, posteriormente, según sea necesario. Los niveles terapéuticos son de 4 a 8 mEq/L (4.8 a 9.6 mg/dL).[1] Se puede producir depresión respiratoria y los reflejos patelares pueden desaparecer una vez que el nivel haya alcanzado 10 mEq/L; sin embargo, para revertir estos efectos, se puede usar gluconato de calcio. Puede ser necesaria una reducción de la dosis en pacientes con insuficiencia renal, así como una monitorización más frecuente de los niveles de magnesio sérico y de la diuresis.[1]

El papel del sulfato de magnesio en la prevención de las convulsiones es incierto.[83] En los Estados Unidos, el sulfato de magnesio se recomienda para la prevención y el tratamiento de convulsiones en todas las mujeres con preeclampsia grave.[1] En otros países, incluido el Reino Unido, se recomienda un enfoque más selectivo que permite al médico ejercer un juicio individual basado en los factores de riesgo específicos de la paciente (p. ej., la presencia de hipertensión no controlada o el deterioro de la salud materna).[16]

La Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA) desaconseja el uso de sulfato de magnesio en el embarazo durante más de 5 a 7 días. Si se produce un uso prolongado o repetido durante el embarazo (p. ej., múltiples cursos o uso durante más de 24 horas), considere la posibilidad de monitorizar a los recién nacidos para detectar niveles anormales de calcio y magnesio y efectos adversos en el esqueleto. La Administración de Medicamentos y Alimentos de EE. UU. emitió una recomendaciones similar en 2013.[84][85]

Opciones primarias

sulfato de magnesio: consulte a un especialista para obtener información sobre la dosis

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tratamiento antihipertensivo

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

El National Institute for Health and Care Excellence del Reino Unido y el American College of Obstetricians and Gynecologists recomiendan el labetalol oral, el nifedipino y la metildopa para estas personas.[1][16] La monoterapia oral con uno de estos tres fármacos es eficaz en la mayoría de los casos, pero algunas mujeres pueden necesitar una terapia combinada. La elección debe estar basada en cualquier tratamiento preexistente, los perfiles de efectos secundarios, los riesgos (incluidos los efectos fetales) y las preferencias de la mujer.[16]

El labetalol suele considerarse el antihipertensivo de elección y es eficaz como monoterapia en el 80% de las mujeres.[1][4][16]​ Parece ser seguro y eficaz en las mujeres embarazadas para el manejo de la preeclampsia; sin embargo, debe evitarse en las mujeres con asma o cualquier otra contraindicación para su uso.[1]

El nifedipino oral puede utilizarse si el labetalol no es adecuado.

La metildopa se utiliza frecuentemente en los países de ingresos bajos y medios y sigue siendo una alternativa aceptable si el labetalol o la nifedipina no estan indicados.[2]​​[16] La metildopa debe evitarse en el periodo postnatal debido a su asociación con la depresión; las mujeres que ya toman metildopa deben cambiar a un tratamiento antihipertensivo alternativo en los dos días siguientes al parto.[16][82]

Opciones primarias

labetalol: 100 mg por vía oral dos veces al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, dosis habitual 100-400 mg dos veces al día, máximo 2400 mg/día

O

nifedipino: 30-60 mg por vía oral (liberación prolongada) una vez al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, máximo 90-120 mg/día (según la marca)

O

metildopa: 250 mg por vía oral dos o tres veces al día inicialmente, aumentar gradualmente según la respuesta, dosis habitual 250-1000 mg/día administrada en 2-4 dosis divididas, máximo 3000 mg/día

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tratamiento antihipertensivo

Se recomienda el tratamiento para TODOS LOS pacientes en el grupo de pacientes seleccionados

El tratamiento antihipertensivo debe iniciarse si la PA sistólica es ≥160 mmHg y/o la PA diastólica es ≥110 mmHg.[1]

En el caso de la hipertensión grave de inicio agudo que se maneja en un centro de cuidados intensivos, se pueden utilizar el labetalol intravenoso, la hidralazina intravenosa o el nifedipino oral como tratamientos de primera línea. Las opciones de segunda línea (p. ej., tratamiento combinado, fármacos alternativos) pueden discutirse con un especialista si la paciente no responde a los tratamientos de primera línea.[1][16][Evidencia C]

El labetalol suele considerarse el antihipertensivo de elección y es eficaz como monoterapia en el 80% de las mujeres embarazadas.[1][4][16]​​[Evidencia C] Parece ser seguro y eficaz en las mujeres embarazadas para el manejo de la preeclampsia; sin embargo, debe evitarse en las mujeres con asma o cualquier otra contraindicación para su uso.[1]

La nifedipina oral puede ser tan eficaz como el labetalol intravenoso.[80]

La hidralazina es ampliamente usada en el manejo de la hipertensión grave durante el embarazo; sin embargo, puede producir una disminución aguda de la presión arterial y se debe usar junto con expansión plasmática.[16] Pueden utilizarse dosis más pequeñas y más frecuentes de hidralazina.

Opciones primarias

labetalol: 10-20 mg intravenosos inicialmente, seguidos de 20-80 mg cada 10-30 minutos según respuesta, dosis máxima 300 mg/total; o infusión intravenosa de 1-2 mg/minuto

O

nifedipino: 10-20 mg por vía oral (liberación inmediata) inicialmente, repetir en 20 minutos si es necesario, seguido de 10-20 mg cada 2-6 horas según respuesta, máximo 180 mg/día

O

hidralazina: 5 mg intravenosos inicialmente, seguidos de 5-10 mg cada 20-40 minutos según respuesta, dosis máxima 20 mg/total; o infusión intravenosa de 0.5 a 10 mg/hora

En curso

después del parto

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monitorización estrecha del equilibrio hidroelectrolítico

Durante el periodo postnatal, el principal riesgo para la madre es la sobrecarga de líquidos. Aunque en los Estados Unidos se recomienda la monitorización hemodinámica invasiva, las guías de práctica clínica del Reino Unido recomiendan un régimen de restricción de fluidos de 80 mL/hora.[1][16]

A las pacientes se les debe registrar en un cuadro la entrada y salida de líquidos. Los líquidos intravenosos deben limitarse a 80 mL/hora hasta que la mujer beba libremente, siempre que la diuresis sea normal. No es necesario tratar la diuresis baja y no se debe administrar sobrecarga líquida, excepto después de considerarlo detenidamente y bajo estricta vigilancia. Mientras haya estabilidad cardiovascular, diuresis adecuada y mantenimiento de la saturación de oxígeno, no hay necesidad de monitorización invasiva.[16]

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continuar con tratamiento antihipertensivo y sulfato de magnesio

Tratamiento adicional recomendado para ALGUNOS pacientes del grupo seleccionado

Se deben seguir controlando la hipertensión y las convulsiones después del parto hasta que la recuperación sea aparente.

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