Cribado
Se ha reportado que el cribado para detectar la retinopatía es coste-eficiente.[78] La afección puede evolucionar a una etapa que amenaza la visión con pocos síntomas.[79] A pesar de que existen tratamientos eficaces, estos son más eficaces para prevenir la pérdida visual que para revertirla.[74][80] Los resultados clínicos mejoran si la intervención se lleva a cabo en una fase temprana.[81]
La American Academy of Ophthalmology (AAO) recomienda el cribado de la retinopatía de la siguiente manera.[62]
En la diabetes de tipo 1: 5 años después del inicio, con seguimiento anual.
En la diabetes de tipo 2: en el momento del diagnóstico de la diabetes, con seguimiento anual.
En el embarazo con diabetes preexistente: precozmente, tras la concepción y a comienzos del primer trimestre, con seguimiento cada 3 a 12 meses si no presenta retinopatía diabética no proliferativa o presenta retinopatía diabética no proliferativa leve y moderada, y cada 1 a 3 meses si presenta retinopatía diabética no proliferativa grave o empeoramiento.
La American Diabetes Association recomienda un protocolo de detección similar al de la AAO:[61]
En la diabetes de tipo 1: exploración oftalmológica inicial con dilatación de pupila y completo en los 5 años siguientes al inicio de la enfermedad, con seguimiento cada 1 ó 2 años si no se detecta retinopatía y la glucemia está bien controlada.
En la diabetes de tipo 2: exploración oftalmológica inicial con dilatación de pupila y completo en el momento del diagnóstico de la diabetes, con seguimiento cada 1 ó 2 años si no se detecta retinopatía y la glucemia está bien controlada.
En el embarazo con diabetes de tipo 1 o 2 preexistente: debe realizarse una exploración oftalmológica antes del embarazo y en el primer trimestre, con seguimiento cada trimestre y durante 1 año después del parto, según indique el grado de retinopatía.
El método preferido de cribado son las fotografías digitales del fondo de ojo, puesto que brindan un registro permanente para el control de calidad y la auditoría.[82] La fotografía de fondo de ojo (con lectura a distancia o uso de una herramienta de evaluación validada) puede ser beneficiosa en zonas en las que no se dispone de profesionales de la vista cualificados.[61] Sin embargo, este método requiere entrenamiento, puede que no detecte la enfermedad fuera del área fotografiada y, si no es estereoscópico, puede ser menos sensible que la oftalmoscopia para la detección del edema macular diabético. La retinografía no sustituye a un examen oftalmológico completo, que debe realizarse al menos al principio y, posteriormente, a intervalos anuales o con mayor frecuencia, según recomiende un profesional de la visión.[61][83]
Existen obstáculos para el cribado de la retinopatía diabética. Las minorías raciales y étnicas presentan más probabilidades de padecer retinopatía diabética y edema macular diabético, pero suelen someterse a menos revisiones.[84] Por ejemplo, en un estudio de cohortes realizado en EE.UU. con 149 participantes, los jóvenes de raza no blanca eran menos propensos a declarar una exploración ocular diabética previa (individuos de raza no blanca, 46% frente a individuos de raza blanca, 85%), y, sin embargo, eran más propensos a padecer retinopatía diabética (15% frente a 3%).[85]
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