Monitorización

No es necesario realizar un seguimiento rutinario tras el tratamiento de la mayoría de los derrames pleurales si se ha encontrado una causa clara. Si el paciente vuelve a estar sintomático, se indica realizar una radiografía de tórax.

En pacientes con derrames paraneumónicos con complicaciones, la pleura sufre un engrosamiento considerable una vez tratada la infección. Se debe monitorizar a estos pacientes mediante radiografía de tórax (RT) en serie y, si el engrosamiento pleural persiste durante 6 meses y la calidad de vida del paciente se ve condicionada por la disnea, se puede considerar la decorticación.[7]

Se debe monitorizar a los pacientes con derrames pleurales sin diagnosticar hasta que se resuelva el derrame con un seguimiento posterior durante 2 años ante la posibilidad de una neoplasia maligna. Si aumenta el tamaño del derrame, se deberán aplicar procedimientos de diagnóstico más agresivos, como la toracoscopia.

Aproximadamente el 10% de los pacientes con derrames pleurales exudativos que se someten a una prueba diagnóstica completa incluida la biopsia pleural en la toracoscopia, no disponen de diagnóstico definitivo.[115][116] Un estudio ha demostrado que durante un periodo de seguimiento de 2 años, el 8.3% de estos pacientes recibió posteriormente un diagnóstico de neoplasia maligna.[117]

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