Monitorización
La atención continua de los pacientes que logran el retorno de la circulación espontánea después de un paro cardíaco repentino está dirigida a descubrir y abordar la etiología subyacente del paro y minimizar el riesgo de recurrencia. En sentido general, los cuidados de rutina implican la modificación de los factores de riesgo de vasculopatía coronaria ateroesclerótica (hipertensión, hipercolesterolemia, etc.), así como estudios por imágenes, estudios electrofisiológicos o pruebas genéticas con el fin de determinar los candidatos adecuados para la terapia invasiva. Las recomendaciones específicas para las pruebas de seguimiento y el tratamiento son específicas de cada proceso patológico subyacente.
Los supervivientes de un paro cardíaco deben recibir seguimiento dentro de los 3 meses posteriores al alta hospitalaria.[95] Esta evaluación debe incluir detección cognitiva, detección de problemas emocionales y fatiga, y el suministro de información y apoyo a los pacientes y sus familiares. Para evaluar la cognición, se puede preguntar al paciente sobre dolencias cognitivas comunes, como problemas de memoria, dificultades de atención, distracción, lentitud en el pensamiento, irritabilidad y problemas en la iniciación, la planificación, la multitarea o la flexibilidad. Los miembros de la familia también pueden proporcionar antecedentes colaterales útiles sobre cambios en la cognición y el comportamiento; se puede utilizar un cuestionario estructurado, como el Cuestionario para informantes sobre deterioro cognitivo en la versión de paro cardíaco de ancianos (IQCODE-CA) o el Checklist Cognition and Emotion (CLCE-24). Se recomienda el cribado cognitivo formal porque los pacientes no siempre son conscientes de sus trastornos cognitivos; las guías de práctica clínica europeas recomiendan la herramienta de Evaluación Cognitiva de Montreal (MoCA), que tarda aproximadamente 10 minutos en administrarse, es fácil de usar y está disponible en muchos idiomas. MoCA Cognition: montreal cognitive assessment (MoCA) tool Opens in new window Si hay signos de trastorno cognitivo, se debe considerar la derivación a un neuropsicólogo para una evaluación neuropsicológica más extensa, o a otro consultor en rehabilitación cognitiva, como un terapeuta ocupacional.[95]
Para detectar problemas emocionales, se debe preguntar a los pacientes sobre la presencia de síntomas psicológicos, incluidos síntomas de ansiedad, depresión y estrés postraumático. Pueden resultar útiles cuestionarios como la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión (HADS, por sus siglas en inglés). Si se detectan problemas emocionales graves, se recomienda derivar a un psicólogo o psiquiatra para una evaluación y tratamiento adicionales.[95]
Se debe preguntar a los pacientes si experimentan fatiga. En caso de fatiga grave, se debe considerar la derivación a un especialista en medicina de rehabilitación.[95]
Los pacientes y sus familiares deben recibir información sobre enfermedades cardíacas, factores de riesgo, medicamentos y DCI, así como sobre posibles cambios físicos, cognitivos y emocionales y fatiga, la reanudación de las actividades diarias, la conducción, el trabajo y las relaciones y el sexo. También es importante vigilar el bienestar de los miembros de la familia; las parejas, especialmente las mujeres y aquellos que presenciaron la reanimación, a menudo experimentan problemas emocionales, incluidos síntomas de ansiedad y estrés postraumático. Puede resultar útil la derivación a un trabajador social, psicólogo o psiquiatra.[95]
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