Monitorización

Los niños que reciben tratamiento por displasia progresiva de la cadera deben ser controlados rutinariamente por el cirujano ortopédico que los trata. Es necesario el seguimiento clínico y radiológico hasta que se alcance la madurez esquelética. Durante los primeros 12 a 24 meses de tratamiento puede ser necesario tomar imágenes de diagnóstico con más frecuencia. A partir de esa edad, se recomienda sacar radiografías cada 1 a 3 años. Se necesita seguimiento a largo plazo hasta la edad adulta para evaluar los resultados funcionales, porque una cadera con malas características radiológicas puede funcionar bien en la infancia y la adolescencia pero volverse sintomática más adelante.[50] Además, se han reportado complicaciones radiológicas tardías.[51]

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