Etiología

Dos amplias categorías de enfermedades causan el embarazo ectópico: 1) enfermedades que dificultan el transporte de un oocito fecundado hacia la cavidad uterina y 2) enfermedades que predisponen al embrión a su implantación inmadura. Sin embargo, más de la mitad de los casos de embarazo ectópico no están asociados con ningún factor de riesgo conocido.[16] La infección pélvica puede aumentar el riesgo debido a la distorsión de la anatomía de las trompas de falopio. Los factores asociados a un mayor riesgo de embarazo ectópico incluyen el tabaquismo, las parejas sexuales múltiples, el uso concomitante de DIU, la cirugía previa de las trompas de Falopio, la exposición en el útero al dietilestilbestrol, las infecciones genitales previas o la enfermedad inflamatoria pélvica, la infertilidad y la fecundación in vitro, la edad <18 años en la primera relación sexual, la raza negra y la edad >35 años en el momento de la presentación.[17][18][19]

Fisiopatología

El transporte eficaz de embriones por las trompas de falopio requiere una interacción compleja, finamente regulada, entre el epitelio tubárico, el líquido tubárico y los contenidos tubáricos. Esta interacción genera, finalmente, una fuerza mecánica, compuesta por el peristaltismo tubárico, el movimiento ciliar y el flujo de líquido tubárico, para mover al embrión hacia la cavidad uterina. Este proceso está sujeto a la disfunción en diversos puntos que pueden, finalmente, manifestarse como embarazo ectópico.[20]

La dificultad en la migración del oocito se asocia con más frecuencia con la anatomía anómala de las trompas de falopio. Esto puede ser el resultado de una patología tubárica (p. ej., salpingitis crónica, salpingitis istmica nodosa), cirugía tubárica (p. ej., reconstrucción, esterilización), o exposición al dietilestilbestrol en útero. Se cree que las alteraciones en la señalización molecular entre el oocito y el sitio de implantación pueden aumentar la probabilidad de un embarazo ectópico.[17][21] Se está investigando una serie de factores moleculares por tener una posible afectación en la implantación prematura. Estos factores incluyen proteínas de la matriz celular y extracelular como la lectina, la integrina, cúmulos de degradación de la matriz, prostaglandinas, factores de crecimiento y citocinas.[22]

Los estudios no indican que las alteraciones cromosómicas sean un factor en la implantación anómala. Los cariotipos de vellosidades coriónicas de 30 embarazos ectópicos viables removidos quirúrgicamente no presentaron diferencia en comparación con embarazos intrauterinos de control.[23][24]

A medida que el embarazo ectópico crece, la capa externa de las trompas de falopio se distiende. Eso conduce, finalmente, a la rotura tubárica y sangrado.[Figure caption and citation for the preceding image starts]: Sangre en el abdomenDe la colección del Dr. Sina Haeri; usado con permiso [Citation ends].com.bmj.content.model.Caption@52677366

Clasificación

Embarazo tubárico (97%)

Se puede implantar en la ampolla (73.3%), istmo (12.5%), fimbria (11.6%) e intersticio y cuerno uterino (2.6%).[1]

Embarazo ovárico (1% a 3%)

Se aplican criterios diagnósticos histopatológicos estrictos.[3]

Embarazo cervical (<1%)

Se presenta, en general, con sangrado indoloro y profuso.[4][5]

Embarazo intersticial (2%)

Implante trofoblástico en la intersección de la trompa de falopio proximal con la pared muscular del útero.[6]

Embarazo en la cicatriz de la histerostomía (<1%)

Implantación en el defecto miometrial en el sitio de una incisión uterina previa.

Embarazo abdominal (1.4%)

Puede ser primario, por implante directo del blastocisto; o secundario, por la expulsión del embrión de la trompa de falopio.[7]

Embarazo heterotópico (1:4000)

Dos embarazos concurrentes, uno intrauterino y otro ectópico. La incidencia está aumentando, llegando a un 1% entre mujeres que se someten a fertilización in vitro (FIV).[8] La incidencia sigue siendo baja (1:30000) cuando la concepción es espontánea.

Embarazo ectópico posterior a una histerectomía

Existen diversos reportes de casos de embarazos ectópicos posteriores a una histerectomía total y supracervical. Aunque esta afección es extremadamente rara, los médicos deben tener en cuenta la posibilidad de su ocurrencia. Siempre y cuando se haya preservado por lo menos un ovario, se debe realizar una prueba de embarazo en mujeres en edad reproductiva que se hayan sometido anteriormente a histerectomía y presenten dolor abdominal de origen desconocido.[9]

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