Anamnesis y examen
Principales factores de diagnóstico
común
presencia de factores de riesgo
Incluye antecedentes de exposición a la especie Triatoma; antecedentes de transfusión de sangre; antecedentes de trasplante de órganos; antecedentes de inmunosupresión; trabajo en centros de salud o en laboratorios; pobreza; bajos niveles educativos; viaje a zonas endémicas; residencia en zonas endémicas o de alto riesgo; ingesta de alimentos o bebida contaminados; y antecedentes familiares positivos (incluida madre con enfermedad de Chagas).
fiebre prolongada
Se puede presentar en la enfermedad en fase aguda. Signo inespecífico, caracterizado por temperaturas febriles prolongadas (7-30 días) y constantes (generalmente de 37.5 °C a 38.5 °C [de 99.5 °F a 101 °F]), con elevación nocturna.
En algunos casos de ingesta de alimentos o bebida contaminados, los casos pueden tener un ciclo corto con fiebre (generalmente <7 días).
palpitaciones
En la fase aguda, pueden ser un signo de miocarditis aguda.
síncope o presíncope
hepatoesplenomegalia
Leve o moderado. Típicamente indoloro.
agrandamiento de ganglios linfáticos
Leve o moderado. Típicamente indoloro. Regiones principales: auricular, cervical, submandibular, axilar e inguinal.
taquicardia
Se puede presentar en la enfermedad en fase aguda como un signo de miocarditis aguda.
hipotensión
Se puede presentar en la enfermedad en fase aguda como un signo de miocarditis aguda.
cardiomegalia
Puede estar presente en la enfermedad en fase aguda como signo de miocarditis aguda o derrame pericárdico.
Puede estar presente en la enfermedad en fase crónica como un signo de insuficiencia cardíaca crónica y generalmente se asocia con disfunción sistólica.
infrecuente
disfagia
En la fase crónica, la disfagia para líquidos y sólidos puede estar asociada a la afectación gastrointestinal.
regurgitación/aspiración
En la fase crónica, puede estar asociado a la afectación gastrointestinal.
odinofagia
En la fase crónica, puede estar asociado a la afectación gastrointestinal.
molestias subesternales
En la fase crónica, puede estar asociado a la afectación gastrointestinal.
estreñimiento prolongado
En la fase crónica, puede estar asociado a la afectación gastrointestinal. Indica oclusión intestinal o vólvulo sigmoideo.
dolor abdominal agudo
En la fase crónica, puede estar asociado a la afectación gastrointestinal. Puede ser una emergencia gastrointestinal (isquemia o vólvulo intestinales). También puede estar asociado con hepatopatía congestiva en la enfermedad de fase crónica con afectación cardíaca.
distensión abdominal
En la fase crónica, la distensión gaseosa o asimétrica puede estar asociada a la afectación gastrointestinal. Signo de megacolon, oclusión intestinal o vólvulo sigmoideo.
hinchazón alrededor del sitio de inoculación
Evidencia específica de enfermedad en fase aguda. Asociado a transmisión vectorial. Generalmente denominada chagoma de inoculación. Representa un área por la que el parásito ha penetrado en la piel o en la membrana mucosa.
El signo de Romaña (complejo oftalmoganglionar) ocurre cuando el sitio de inoculación es la conjuntiva, con edema periocular unilateral. Este signo está asociado al nódulo inflamatorio subcutáneo o al edema palpebral unilateral no purulento y a la conjuntivitis con linfadenopatía regional preauricular ipsilateral.
Los signos de Chagoma y Romaña son patognomónicos, pero solo se presentan en una minoría de pacientes.[2][Figure caption and citation for the preceding image starts]: NIño con un chagoma de inoculación (signo de Romaña)Grupo de Estudo em Correlalacao Anatomo-Clinica, Clínica Médica, Pontificia Universidade Catolica de Campinas, Sao Paulo, Brazil; utilizado con autorización [Citation ends].
ictericia
Se puede presentar en la enfermedad en fase aguda tras la ingesta de alimentos o bebida contaminados.
sensibilidad abdominal de rebote
Se puede presentar en la enfermedad en fase crónica. Señala la presencia de una emergencia gastrointestinal como la isquemia o el vólvulo intestinales.
evidencia clínica de irritación meníngea
Ocurren en casos de meningoencefalitis (en la fase aguda, en neonatos o en la reactivación).
signos clínicos de una lesión de masa cerebral
Se presenta en casos de meningoencefalitis (en fase aguda, neonatos o reactivación) y se asocia con accidente cerebrovascular cardioembólico en pacientes con enfermedad en fase crónica y compromiso cardíaco.
Otros factores de diagnóstico
común
irritabilidad
Se puede presentar en niños con enfermedad en fase aguda.
anorexia o fatiga
Se puede presentar en la enfermedad en fase aguda.
vómitos o diarrea
Se puede presentar en la enfermedad en fase aguda.
cefalea
Se puede presentar en la enfermedad en fase aguda.
mialgia
Se puede presentar en la enfermedad en fase aguda.
reducción de la tolerancia al ejercicio
Puede ser un síntoma de insuficiencia cardíaca congestiva después de una enfermedad cardíaca inducida por la enfermedad de Chagas.
mareos
En la fase crónica, pueden ser un signo de cardiopatía (enfermedad del sistema de conducción o arritmias).
Fenómenos tromboembólicos (p. ej., accidente cerebrovascular, embolia pulmonar).
Se puede presentar en la enfermedad en fase crónica como un signo de cardiopatía.
infrecuente
disnea
Puede ser un síntoma de insuficiencia cardíaca congestiva después de una enfermedad cardíaca inducida por la enfermedad de Chagas.
tos
Se puede presentar en la enfermedad en fase aguda como un signo de miocarditis aguda.
edema generalizado
Se puede presentar como un signo de insuficiencia cardíaca congestiva.
pericarditis
Se puede presentar en la enfermedad en fase aguda como un signo de miocarditis aguda.
dolor epigástrico y/o hematemesis
En la fase aguda, pueden estar asociadas a la ingesta de alimentos o bebida contaminados.
melena o hematoquecia
En la fase aguda, pueden estar asociadas a la ingesta de alimentos o bebida contaminados.
erupción
Se puede presentar en la enfermedad en fase aguda. Signo inespecífico, caracterizado por una erupción con ubicación variable, con o sin prurito.
convulsiones o temblores
Pueden ocurrir con meningoencefalitis en fase aguda. Indican un mal pronóstico.
Factores de riesgo
Fuerte
residir en una zona endémica
La enfermedad de Chagas es endémica en 21 países de América Latina y se estima que entre 6 y 7 millones de personas en todo el mundo están infectadas con Trypanosoma cruzi, incluyendo 300,000 personas que residen en los Estados Unidos y 80,000 en España.[11] WHO: Chagas disease (American trypanosomiasis) Opens in new window También se han reportado residentes infectados en Suiza, Francia, Italia, Canadá, Australia y Japón.[2]
exposición a especies de Triatoma
Los triatominos se esconden en los nidos o lugares de reposo de los animales salvajes. Se alimentan de sangre mientras el animal está durmiendo (ciclo silvestre). En ocasiones, las actividades humanas pueden exponerlos a estos insectos. Algunas de estas especies de insectos se han adaptado a las viviendas humanas, donde se ocultan en grietas y emergen por la noche para alimentarse de sangre (ciclo doméstico). La distribución de los reservorios animales (salvajes o domésticos) en diferentes hábitats permite evaluar el lugar probable de transmisión e indica el riesgo potencial de transmisión vectorial y oral.[12][42][43][73]
La transmisión típica ocurre mediante vectores que se ocultan dentro de grietas en casas de barro o adobe.[74] Los estudios han demostrado que los grupos de población de vectores siguen siendo abundantes y muy frecuentes en áreas residenciales rurales desfavorecidas.[75][76] Se espera que las condiciones heterogéneas de los hábitats afecten los parámetros de población de triatominos, la dispersión, el control y la infección por Trypanosoma cruzi. La presencia de animales domésticos aumenta la colonización de las viviendas y dificulta el control.[77][78]
estado socioeconómico bajo
La enfermedad de Chagas es una afección prevenible que afecta en su mayor parte a poblaciones de bajos ingresos o a quienes anteriormente han vivido en zonas rurales de regiones endémicas. Como muchas otras infecciones parasitarias, se asocia generalmente a la pobreza y un bajo nivel educativo, tanto en las zonas endémicas como en las no endémicas.[31][77][79][80]
consumo de alimentos o bebidas contaminados
La ingesta accidental de heces de triatoma o estructuras de triatomino puede ocurrir cuando la comida no se prepara de manera higiénica. Algunas especies marsupiales (especie Didelphis) pueden albergar y excretar Trypanosoma cruzi en sus glándulas anales, lo que conduce a la contaminación de los alimentos y/o los utensilios usados para preparar la comida. Algunas frutas, (p. ej., açaí, jucara, bacaba y caña de azúcar) suelen estar contaminadas, puesto que los vectores y los animales silvestres comparten este hábitat. Las personas se infectan tras beber estos jugos.[9]
transfusión de sangre
En la mayoría de los países latinoamericanos endémicos, a los donantes de sangre se les realizan pruebas de cribado de rutina para detectar la enfermedad de Chagas.[27][81] Sin embargo, la emigración masiva desde Latinoamérica a ciudades de Estados Unidos ha aumentado el número de individuos infectados en Estados Unidos.[82] El primer caso documentado de una transmisión relacionada con la transfusión en Estados Unidos tuvo lugar en 1987, pero hasta 2007 no se generalizó la práctica del cribado para detectar Trypanosoma cruzi en la sangre donada en Estados Unidos.[83] Se han informado al menos 2300 donantes de sangre infectados mediante bancos de sangre en los Estados Unidos hasta diciembre de 2017.[11] El riesgo de transmisión oscila entre el 12% y el 44% para una única transfusión de 500 mL de sangre infectada.[84][85] El riesgo depende de múltiples factores, como el grado de parasitemia del donante, el tipo de componente sanguíneo transfundido y la sobrecarga parasitaria.[83][86][87]
trasplante de órganos
El trasplante sitúa al receptor en un riesgo adicional de desarrollar la enfermedad de Chagas, debido a la inmunosupresión inducida. La infección se ha descrito después de un trasplante de corazón, riñón, médula ósea o hígado.[21][88][89][90][91][92][93] Además, la enfermedad aguda se puede presentar después del trasplante de médula ósea.[15][94][95][96][97][98]
historia de inmunosupresión
Los pacientes con inmunosupresión (adquirida o inducida) asociada a la enfermedad de Chagas crónica pueden desarrollar un síndrome de reactivación típico.
cambio climático
Se espera que los cambios climáticos globales afecten a las poblaciones de triatominos que habitan en los alrededores de las viviendas domésticas mucho más que a las poblaciones de insectos domésticos.[78][99][100][101] Esto tendrá un impacto en los ecosistemas influirá en la dinámica del ciclo silvestre: si se destruyen sus ecosistemas, los insectos vectores (silvestres) buscarán fuentes de sangre alternativas y, en consecuencia, se adaptarán a nuevos entornos medioambientales cercanos a las residencias humanas.[100]
Débil
profesionales de laboratorio
En los laboratorios, se ha descrito la infección mediante agujas contaminadas, exposición a las heces de insectos triatominos, manipulación de cultivos infecciosos y posiblemente mediante inhalación.[104] La tasa de accidentes de laboratorio de alto riesgo reconocidos por persona-año, se ha estimado en un accidente para cada 15 personas-año, y las infecciones de alto riesgo por persona-año se han estimado en una infección para cada 46 personas-año.[55] Según la naturaleza del accidente, el riesgo individual puede oscilar entre bajo y elevado.
viaje a zonas endémicas
Viajar a zonas rurales en regiones endémicas plantea un riesgo extremadamente bajo de contraer la enfermedad de Chagas.[84][105][106][107][108][109][110][111] No se han documentado casos de infección adquirida durante los viajes; sin embargo, los viajeros podrían estar en riesgo si se alojan en viviendas de mala calidad en zonas endémicas reconocidas.[84]
madre con enfermedad de Chagas
La transmisión materno-fetal (de madre a hijo) ocurre principalmente en el tercer mes de embarazo. El riesgo de transmisión de la madre infectada al hijo oscila entre el 0% y el 8%.[41][112][113][114][115][116][117] Debido a la migración humana, la transmisión materno-fetal también puede producirse en zonas no endémicas. La evidencia sugiere que aproximadamente el 0.3% de las mujeres hispanas embarazadas en Houston, Texas, son seropositivas.[118]
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