Abordaje
El enfoque del diagnóstico del resfriado común debe incluir:
Antecedentes de un conjunto de síntomas compatibles con el diagnóstico.
Identificación de factores de riesgo que sugieren la afección (por ejemplo, presentación estacional, tabaquismo, exposición a personas afectadas).
Breve exploración física, que incluye temperatura, pulso y tensión arterial, y exploración de orofaringe, narinas, cuello y tórax. Si el paciente no se encuentra bien o las observaciones están fuera de los límites normales, considere otras causas o complicaciones como gripe, infecciones bacterianas graves como neumonía o meningitis, o sepsis, y adapte la exploración física en consecuencia
Excluyendo los diagnósticos alternativos mediante el cribado de las características distintivas de las afecciones con síntomas superpuestos, como la rinitis alérgica.
Se debe evaluar a los niños con fiebre exhaustivamente, véase Evaluación de la fiebre en niños.
En las etapas iniciales no se necesitan pruebas de laboratorio.
Antecedentes
Entre los síntomas frecuentes se incluyen cualquiera de los siguientes o todos ellos:
Rinorrea/nariz tapada
Estornudos
Dolor de garganta
Tos
Cefalea
Malestar general
Fiebre.
Se deben considerar diagnósticos alternativos o subyacentes si:
El principal síntoma es el dolor de garganta (debe considerarse la faringitis estreptocócica o la amigdalitis, especialmente si el paciente es menor de 15 años). El uso de la puntuación McIsaac puede ser útil para diferenciar la infección estreptocócica [ Criterios de evaluación y tratamiento para el dolor de garganta (faringitis) (McIsaac) Opens in new window ] [27]
La rinitis lleva presente más de 14 días (p. ej., rinitis alérgica).
La enfermedad empezó repentinamente con fiebre, escalofríos y dolores musculares graves (p. ej., gripe o neumonía).
Los síntomas incluyen:
Dolor pleurítico, grandes cantidades de esputo o sangre en el esputo (p. ej., pleuresía o neumonía).
Otalgia (p. ej., otitis media).
Dolor facial (sinusitis).
Se presentan características de meningismo (alteración de la consciencia, fotofobia, hipotonía, rigidez en el cuello, convulsiones y taquicardia).
Considere la posibilidad de realizar pruebas diagnósticas de COVID-19 en caso de sospecha, ya que es difícil diferenciar entre ambas afecciones basándose únicamente en los síntomas. Consulte Diferenciales.
Exploración física
Temperatura:
En adultos, la elevación de la temperatura corporal es poco habitual, aunque en los niños sí es frecuente. Una temperatura superior a 38 °C (100,4 °F) aumenta la probabilidad de que se trate de gripe.[28] El pulso y la presión arterial deben medirse y documentarse. Si el paciente se encuentra mal o las observaciones están fuera de los límites normales, considere otras causas o complicaciones como gripe, infecciones bacterianas graves como neumonía o meningitis, o sepsis, y adapte la exploración física en consecuencia.
Se debe evaluar a los niños con fiebre exhaustivamente, véase Evaluación de la fiebre en niños.
Examen de la orofaringe:
Una infección viral típica presentará una inflamación eritematosa inespecífica de la faringe. Puede haber drenaje purulento en la faringe posterior. La presencia de pus en las amígdalas sugiere una infección estreptocócica y debe ir seguida de una exploración de las glándulas cervicales anteriores del cuello.
Fosas nasales:
Puede haber eritema y edema. Es frecuente el drenaje purulento en ambas fosas nasales.
Rigidez de nuca:
Se debe evaluar dado que puede indicar meningismo. En lactantes, se puede producir fontanelas abultadas y un llanto agudo característico. Un signo positivo de Kernig o Brudzinski indica inflamación meníngea y sugiere meningitis. Se presenta en una minoría de pacientes.
Para diagnosticar el resfriado común, es esencial que el tórax se muestre transparente. Si el paciente presenta signos en las vías respiratorias bajas, se deben considerar otros diagnósticos, como una exacerbación aguda del asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o una neumonía. En niños, se deben considerar la bronquiolitis y el crup.
Considere la posibilidad de realizar pruebas diagnósticas de COVID-19 en caso de sospecha, ya que es difícil diferenciar entre ambas afecciones basándose únicamente en los síntomas. Consulte Diferenciales.
Análisis clínicos
No se necesitan pruebas de laboratorio para confirmar el diagnóstico. No obstante, considere la posibilidad de realizar pruebas diagnósticas de COVID-19 en caso de sospecha. Consulte Diferenciales.
El uso de una prueba diagnóstica en el punto de atención al paciente para determinar la proteína C-reactiva en entornos de atención primaria para pacientes que presentan síntomas respiratorios agudos puede reducir el uso de antibióticos, pero sin afectar los resultados reportados por el paciente.[29] No existe consenso sobre el entorno donde realizar la prueba de diagnóstico en el punto de atención al paciente para un resfriado común.
En el seguimiento, pueden estar justificados los análisis clínicos cuando los síntomas han persistido más allá de la duración normal de la enfermedad o si presentan características atípicas. Algunas pruebas específicas pueden confirmar o descartar diagnósticos alternativos, como un exudado faríngeo para descartar la faringitis estreptocócica, o una radiografía de tórax (RT) para confirmar la neumonía. Se debe solicitar una prueba de anticuerpos heterófilos si existe una sospecha clínica de mononucleosis infecciosa.
No se ha demostrado que la prueba viral rápida reduzca el uso de antibióticos; sí se ha mostrado que disminuyó la necesidad de realización de radiografía de tórax en el servicio de urgencias, pero no se ha demostrado que tenga ningún otro efecto en otras pruebas o en tiempos de espera.[30] Las pruebas virales solo tienen cabida como parte de la investigación, o como herramienta para el diagnóstico temprano de la gripe durante una pandemia.
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