Abordaje

El diagnóstico es principalmente clínico. Se investiga para descartar otras causas de los síntomas.

Antecedentes

En general, los pacientes presentan tos, que puede ser productiva, y síntomas sugerentes de una obstrucción bronquial (tales como sibilancias intermitentes o disnea). Sin embargo, el dato principal es que la tos y los síntomas de obstrucción bronquial son agudos y se relacionan con otros signos de infección respiratoria, como rinorrea, dolor de garganta y febrícula. No existe una definición de "bronquitis aguda" universalmente aceptada. El criterio sugerido por MacFarlane indica que la enfermedad aguda se extiende <21 días.[1] Sin embargo, la tos persiste durante >2 semanas en el 50% de los pacientes y puede durar hasta 4 semanas en el 25% de los casos.[2]

Es importante investigar los síntomas de las enfermedades respiratorias crónicas (como el asma) u otras infecciones de las vías respiratorias bajas, tales como neumonía (disnea, tos, dolor torácico pleurítico, fiebre, escalofrío, malestar general y hemoptisis). En el caso de los pacientes que presentan tos durante más de 30 días, debe sospecharse la presencia de una enfermedad pulmonar inflamatoria crónica (sarcoidosis, síndrome de Goodpasture) o una neoplasia maligna (cáncer de pulmón), especialmente si presenta hemoptisis u otros síntomas sistémicos como la pérdida de peso.

La tos aguda también puede ser causada por exposición ambiental o por varios medicamentos. Se incluyen el uso de inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA) o las exposiciones laborales a polvos o sustancias químicas. En muchos de estos casos, como por ejemplo en el uso IECA, la tos no es productiva. En el caso de las exposiciones laborales, los síntomas se limitan a la tos, sin ningún otro síntoma sistémico como fiebre, cefalea o letargo.

Hay evidencia limitada de la existencia de una asociación entre la contaminación del aire de los hogares (procedente del uso doméstico de combustibles sólidos) y el riesgo de infección aguda de las vías respiratorias bajas.[7]

Exploración física

La exploración física puede revelar signos de infección de las vías respiratorias altas, tales como rinitis, congestión nasal e hiperemia faríngea. También puede existir evidencia de obstrucción bronquial (que puede incluir una fase espiratoria prolongada) y sibilancias, que pueden ser producidas por una espiración forzada en decúbito prono, o roncus. La presencia de estertores en el examen físico debería dar lugar a pruebas diagnósticas para investigar la presencia de neumonía o de insuficiencia cardíaca congestiva (ICC).

Pruebas funcionales respiratorias (PFR)

No se recomienda realizar pruebas funcionales respiratorias en pacientes con bronquitis aguda. En caso de realizarse este tipo de pruebas ante la sospecha de asma subyacente, el médico debe tener en cuenta que en los pacientes que tienen bronquitis aguda, se evidenciará una obstrucción bronquial de leve a moderada que mejora con la resolución de la infección y no debe confundirse con el asma. Si se sospecha que existe un cuadro de asma subyacente, las PFR deben posponerse hasta que la infección esté totalmente curada.

Análisis clínicos

Los análisis clínicos no son necesarios para el diagnóstico de la bronquitis aguda. En particular, el examen del esputo por tinción de Gram o cultivo no resulta útil. Si se sospechan otros diagnósticos (p. ej., neumonía), pueden realizarse análisis clínicos para confirmarlos.

En el Reino Unido, Public Health England recomienda que, cuando se considere antibioticoterapia, se solicite una prueba de proteína C-reactiva para ayudar a guiar la terapia.[10]

Estudios por imágenes

Los estudios por imágenes de rutina no están indicados en pacientes con sospecha de bronquitis aguda. En los casos en que pueden existir otras enfermedades respiratorias, tales como neumonía, insuficiencia cardíaca crónica (ICC) o bronquiectasia, o en presencia de hemoptisis, deben realizarse los estudios por imágenes pertinentes.[11] Sin embargo, estos deben apuntar a descartar otras causas de tos más que confirmar la bronquitis aguda.

Nuevas investigaciones

La procalcitonina está emergiendo como un prometedor biomarcador para el diagnóstico de infecciones bacterianas, ya que tiende a ser más alta en infecciones bacterianas graves y baja en infecciones virales. La Administración de Medicamentos y Alimentos de EE. UU. (FDA), ha aprobado la procalcitonina como una prueba para guiar la terapia antibiótica en pacientes con infección aguda de las vías respiratorias. Una revisión de la Cochrane de estudios que usaron procalcitonina para diferenciar entre infecciones bacterianas y víricas de las vías respiratorias, puede indicar que hay algo de valor en el uso de antibióticos para esta enfermedad. Aunque la mayoría de los pacientes del estudio tenían neumonía, sepsis u otras infecciones potencialmente graves, el estudio incluyó un subconjunto de pacientes que presentaban bronquitis aguda y que tuvo reducciones en el uso de antibióticos cuando se usó esta prueba. Se requiere más investigación sobre este tema.[12]

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