Abordaje
El objetivo de la profilaxis postexposición (PPE) es reducir la transmisión del VIH después de una exposición accidental al virus. Es más eficaz si se inicia dentro de las 72 horas siguientes a la exposición.[3][48] La duración recomendada del tratamiento es de 28 días.[3][4][45] El tratamiento debe cumplirse rigurosamente y los tiempos deben ser respetados para maximizar el efecto de la PPE.
Indicaciones para la PPE
Se puede tomar la decisión de ofrecer una PPE una vez que se haya establecido el tipo y el momento de la exposición (consulte Enfoque diagnóstico).
El siguiente apartado incluye recomendaciones para exposiciones sexuales, laborales y de otro tipo.
Exposiciones sexuales[3]
Rol pasivo en sexo anal:
Fuente VIH-positiva y carga viral desconocida o detectable: se recomienda la PPE
Fuente VIH-positiva y carga viral no detectable: no se recomienda la PPE
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de alta prevalencia o de un grupo de riesgo: se recomienda la PPE
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de prevalencia baja o de un grupo de riesgo: no se recomienda la PPE.
Rol activo en sexo anal:
Fuente VIH-positiva y carga viral desconocida o detectable: se recomienda la PPE
Fuente VIH-positiva y carga viral no detectable: no se recomienda la PPE
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de alta prevalencia o de un grupo de riesgo: considerar la PPE
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de prevalencia baja o de un grupo de riesgo: no se recomienda la PPE.
Rol pasivo en sexo vaginal:
Fuente VIH-positiva y carga viral desconocida o detectable: se recomienda la PPE
Fuente VIH-positiva y carga viral no detectable: no se recomienda la PPE
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de alta prevalencia o de un grupo de riesgo: generalmente no se recomienda
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de prevalencia baja o de un grupo de riesgo: no se recomienda la PPE.
Rol activo en sexo vaginal:
Sujeto fuente infectado por el VIH y carga viral desconocida o detectable: considerar la PPE
Fuente VIH-positiva y carga viral no detectable: no se recomienda la PPE
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de alta prevalencia o de un grupo de riesgo: generalmente no se recomienda
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de prevalencia baja o de un grupo de riesgo: no se recomienda la PPE.
Felación con eyaculación, felación sin eyaculación, salpicadura de semen en el ojo o cunnilingus: No se recomienda la PPE.
Exposiciones laborales y de otro tipo[3]
Uso compartido del material de inyección, lesiones por objetos punzantes o salpicaduras en la mucosa:
Fuente VIH-positiva y carga viral desconocida o detectable: se recomienda la PPE
Fuente VIH-positiva y carga viral no detectable: no se recomienda la PPE
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de alta prevalencia o de un grupo de riesgo: generalmente no se recomienda
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de prevalencia baja o de un grupo de riesgo: no se recomienda la PPE.
Mordedura humana:
Sujeto fuente infectado por el VIH y carga viral desconocida o detectable: generalmente no se recomienda la PPE
Fuente VIH-positiva y carga viral no detectable: no se recomienda la PPE
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de alta prevalencia o de un grupo de riesgo: no se recomienda la PPE
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de prevalencia baja o de un grupo de riesgo: no se recomienda la PPE.
Pinchazo de una aguja desechada en el entorno comunitario:
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de alta prevalencia o de un grupo de riesgo: no se recomienda la PPE
Estado del VIH de la fuente desconocido y procede de un país de prevalencia baja o de un grupo de riesgo: no se recomienda la PPE.
Recomendado, considerado, generalmente no recomendado y no recomendado pueden clasificarse de la siguiente manera:[3]
Recomendado: si es probable que los beneficios de la PPE superen los riesgos, se debe administrar la PPE a menos que exista una razón clara para no hacerlo.
Considerado: el riesgo de transmisión del VIH es bajo, el equilibrio riesgo-beneficio de ofrecer la PPE es menos claro y se debe evaluar caso por caso teniendo en cuenta los factores que se enumeran a continuación.
Generalmente no se recomienda: el riesgo de transmisión del VIH es muy bajo, y es probable que la toxicidad potencial y los inconvenientes de la PPE superen los beneficios a menos que haya un factor claro, específico y extenuante que aumente el riesgo. Generalmente se asocia con un riesgo <1 en 10.000 de transmisión del VIH, pero los factores específicos pueden aumentar el riesgo.
No se recomienda: el riesgo de transmisión del VIH es insignificante, y no debe ofrecerse la PPE.
La fuerza de las recomendaciones puede modificarse en las siguientes circunstancias:[3]
Agresión sexual, ya que se cree que la transmisión del VIH es más probable en los casos de coito (anal o vaginal) agravado con violencia
La presencia de ITS concurrentes
Múltiples episodios de exposición por vía sexual en un corto período de tiempo
Otros factores de riesgo (por ejemplo, traumatismo orofaríngeo o genital/ulceración)
Traumatismo profundo o bolo de sangre inyectado
Conocimiento de la carga viral o de la prevalencia de la viremia del VIH en la población de origen.
En el caso de las exposiciones por mordedura humana, solo se debe considerar la PPE si hay sangre en la saliva o una carga viral elevada en el sujeto fuente, o si se infligen heridas profundas.[3]
Algunos pacientes pueden estar muy temerosos del riesgo y exigir la PPE después de una exposición para la cual esta práctica en general no está recomendada. Calcular el riesgo probable de transmisión del VIH relacionado con la exposición puede ser conveniente para tranquilizar a estos pacientes. Es necesario darles una explicación exhaustiva de los riesgos y beneficios de la PPE, incluidas las posibles toxicidades de los medicamentos. La decisión de ofrecer la PPE debe basarse en el riesgo de adquisición del VIH y no en la gestión de un estado de ansiedad aguda tras una posible exposición al VIH.
Regímenes de PPE: principios generales
Tanto los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de EE.UU. como la Asociación Británica para la Salud Sexual y el VIH (BASHH) del Reino Unido recomiendan un régimen de tres fármacos.[3][4] La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que un régimen de 2 fármacos es eficaz, pero que es preferible uno de 3 fármacos.[56]
Se deben tener en cuenta los siguientes factores cuando se esté decidiendo qué régimen antirretroviral usar:
Si el sujeto fuente está infectado por el VIH y si es probable que tenga una carga viral detectable
Qué antirretrovirales está tomando el sujeto fuente y si tiene alguna resistencia viral conocida del VIH
La historia clínica previa y la historia farmacológica, incluidos los medicamentos de venta libre, ya que estos pueden interactuar con los medicamentos antirretrovirales.
Si el sujeto fuente tiene alguna resistencia viral del VIH, será necesario buscar el consejo de un especialista para determinar el régimen de PPE más adecuado. También se deben tener en cuenta las contraindicaciones que el paciente pueda tener con los fármacos antivirales específicos.
En los regímenes basados en inhibidores de transferencia de la cadena de integrasa, la cantidad de interacciones farmacológicas es significativamente menor que en los regímenes basados en inhibidores de la proteasa. Por lo tanto, es importante investigar a fondo las posibles interacciones farmacológicas cuando se prescriba un régimen basado en inhibidores de la proteasa.
Los inhibidores no nucleósidos de la transcriptasa reversa (NNRTI) no se recomiendan habitualmente para la PPE debido a la alta prevalencia de resistencias. En el Reino Unido, se informó que la prevalencia de resistencias a los NNRTI fue del 4,2% en 2016.[3]
Regímenes de PPE: adultos y adolescentes no embarazadas con función renal normal
Los CDC recomiendan los siguientes regímenes de PPE en adultos y adolescentes con función renal normal:[4]
Emtricitabina/tenofovir disoproxil más raltegravir o dolutegravir
Emtricitabina/tenofovir disoproxilo más darunavir/ritonavir como alternativa.
La BASHH recomienda los siguientes regímenes de PPE en adultos y adolescentes con función renal normal:[3]
Emtricitabina/tenofovir disoproxilo más raltegravir
Emtricitabina/tenofovir disoproxilo más elvitegravir/cobicistat como alternativa.
La OMS recomienda los siguientes regímenes de PPE en adultos y adolescentes con función renal normal:[56]
Tenofovir disoproxilo más emtricitabina o lamivudina como base preferida
Dolutegravir como el tercer fármaco preferido; sin embargo, las alternativas incluyen atazanavir/ritonavir, darunavir/ritonavir, lopinavir/ritonavir o raltegravir.
La investigación de laboratorio y los ensayos clínicos han demostrado la excelente tolerabilidad y eficacia de emtricitabina/tenofovir disoproxilo más raltegravir.[57][58]
Regímenes de PPE: hombres y mujeres adultas no embarazadas y adolescentes con insuficiencia renal
Los CDC recomiendan los siguientes regímenes de PPE en adultos y adolescentes con insuficiencia renal:[4]
Zidovudina más lamivudina más raltegravir o dolutegravir
Zidovudina más lamivudina más darunavir/ritonavir como alternativa.
La BASHH recomienda los siguientes regímenes de PPE en adultos y adolescentes con insuficiencia renal:[3]
Emtricitabina/tenofovir alafenamida más raltegravir (dosis reducida) o dolutegravir
Emtricitabina/tenofovir alafenamida más darunavir/ritonavir o atazanavir/ritonavir
Emtricitabina/tenofovir alafenamida más elvitegravir/cobicistat como alternativa.
La OMS no hace ninguna recomendación específica para las personas con insuficiencia renal.[56]
El tenofovir está disponible como tenofovir disoproxilo o como el profármaco oral tenofovir alafenamida. La BASHH recomienda tenofovir alafenamida en preferencia al disoproxilo de tenofovir en pacientes con insuficiencia renal, ya que el profármaco está asociado con menos toxicidad renal.[3] Dado que las guías de práctica clínica de los CDC son más antiguas, actualmente no recomiendan la tenofovir alafenamida como opción en estos pacientes.
En el caso de pacientes con insuficiencia renal grave (tasa de filtración glomerular estimada <30 mL/minuto), se debe solicitar el asesoramiento de un especialista.[3]
Regímenes de PPE: mujeres embarazadas o en periodo de lactancia materna
El embarazo no es una contraindicación para la PPE, y los regímenes utilizados en individuas no embarazadas se pueden utilizar en mujeres embarazadas. Sin embargo, debe seleccionarse un régimen adecuado bajo consulta con un especialista. Todas las mujeres en edad fértil se deben someter a una prueba de embarazo antes de iniciar la profilaxis postexposición.
Anteriormente existía la preocupación de que dolutegravir pudiera aumentar el riesgo de defectos del tubo neural en bebés nacidos de mujeres que concibieron mientras recibían el fármaco, según un análisis provisional de los datos de un estudio de vigilancia realizado en Botsuana. Sin embargo, estudios más recientes han encontrado que el riesgo es menor de lo que se pensaba en un principio, y los datos más recientes del estudio de Botsuana indican que la prevalencia de defectos del tubo neural no era significativamente diferente en el caso de personas que recibían otros antirretrovirales. Por lo tanto, las guías de práctica clínica estadounidenses consideran que el uso de dolutegravir es seguro durante todo el embarazo.[48]
A pesar de ello, las directrices de la BASHH del Reino Unido recomiendan evitar dolutegravir como tercer fármaco en las mujeres con riesgo de embarazo o de las que se sabe que están dentro de las primeras 6 semanas de embarazo y que no pueden utilizar un régimen de PPE de primera línea por cualquier motivo. Sin embargo, puede utilizarse en mujeres embarazadas de más de 6 semanas.[3] La OMS recomienda que el uso de dolutegravir sea condicional al acceso a anticonceptivos coherentes y confiables.[56] Sin embargo, hay que tener en cuenta que ambas guías de práctica clínica se publicaron antes que las actuales guías de práctica clínica de Estados Unidos.
La lactancia materna no es una contraindicación para la PPE, pero las mujeres deben ser asesoradas sobre el riesgo de exposición del bebé a los antirretrovirales a través de la leche materna.[3]
Regímenes de PPE: niños
Hay poca información en cuanto a la administración de PPE en niños. La elección del régimen antirretroviral depende de la edad del niño. Para algunos regímenes, la dosificación de antirretrovirales es según el peso. Algunos medicamentos vienen en fórmulas líquidas, que pueden ser más fáciles de tomar para los niños. Es aconsejable consultar con especialistas en VIH pediátricos si se está considerando una PPE en niños. Los detalles específicos sobre los regímenes de PPE en niños queda fuera del alcance de esta sección.
Es conveniente que los niños y adolescentes que hayan sido víctimas de agresión sexual se atiendan en el servicio de urgencias o en otro entorno en el que haya los recursos adecuados para su edad, a fin de abordar los múltiples problemas médicos, psicosociales y legales relacionados con tales ofensas.
PPE: efectos adversos
En un estudio en 100 pacientes tratados con emtricitabina/tenofovir más raltegravir en profilaxis postexposición, los efectos secundarios fueron casi universalmente calificados como leves, y menos del 30% de los pacientes informaron cada uno de los siguientes efectos secundarios: diarrea, náuseas/vómitos, fatiga, cefalea, mareos y molestias abdominales.[57] No se requieren agentes antieméticos y antimotilidad de forma rutinaria. Si una persona tuvo experiencias previas con toxicidad u otros efectos secundarios mientras recibía la PPE, se pueden prescribir regímenes alternativos. Sin embargo, si los eventos adversos fueron leves y no hay alternativas disponibles, la PPE no debe retrasarse y puede cambiarse más tarde cuando sea práctico.
La toxicidad renal con la PPE es poco frecuente; la función renal debe vigilarse en los pacientes con insuficiencia renal previa durante el tratamiento, y en todos los pacientes tratados con tenofovir. Es necesario controlar la toxicidad hepática con la PPE en los pacientes con coinfección de hepatitis, aunque los efectos adversos hepáticos graves son poco frecuentes incluso en este grupo.[3]
Los inhibidores de transferencia de la cadena de integrasa pueden estar asociados con miopatía o rabdomiólisis, por lo que se debe medir la creatinina cinasa si estos síntomas se reportan después de iniciar la PEP, y se debe tener precaución en las personas con antecedentes de miopatía y en las personas que utilizan otros medicamentos asociados a la miopatía (p. ej., estatinas).[3]
Asesoramiento y apoyo
El asesoramiento es un paso importante en el manejo de la PPE. Se debe explicar el propósito, los fundamentos y la eficacia de la PPE para que el paciente pueda tomar una decisión informada de iniciar el régimen.
Se recalcará la importancia de completar el régimen de 28 días. En múltiples estudios se ha demostrado que el cumplimiento de un ciclo completo de 28 días de PPE fue pobre.[59] El asesoramiento sobre cumplimiento puede ser de ayuda al respecto, especialmente si se abordan factores estresantes psicosociales que afectan el cumplimiento.[60] La toma de medicamentos debería comenzar cuanto antes y realizarse cada día según el cronograma que mejor se ajuste a la rutina diaria del paciente, a fin de alentar el cumplimiento. Se debe advertir a las personas sobre los efectos adversos (p. ej., fatiga, cefalea, erupción, náuseas y diarrea) y las toxicidades (p. ej., disfunción hepática y anemia).
El asesoramiento debe dirigirse a las estrategias de reducción del riesgo en el futuro y a la importancia del sexo protegido, especialmente durante el periodo ventana de pruebas del VIH. Esto es especialmente importante en personas que han tenido múltiples exposiciones por vía sexual al VIH, y puede ofrecer una oportunidad para conversar sobre una posible transición de los individuos de alto riesgo a una profilaxis previa a la exposición una vez finalizada la PPE.[3][41]
Hay que advertir a los pacientes sobre la posibilidad de interacciones farmacológicas con el régimen de PPE. Esto debe incluir los medicamentos de venta libre (incluidos los medicamentos a base de hierbas o alternativos), así como los medicamentos recetados.
La conversación inicial debe ser previa a las pruebas iniciales del VIH, y en ella hay que dejar en claro la importancia de la recopilación de datos y del seguimiento. También hay que instruir a los pacientes sobre los síntomas de la seroconversión. Deben saber que pueden aparecer cuadros similares a la gripe, con fiebre, dolor de garganta, erupción o diarrea, y que también se han documentado síntomas más graves. Esto puede ocurrir hasta 12 semanas después de la exposición.[54]
Las personas que han sido expuestas en su entorno laboral o en forma sexual al VIH pueden requerir un apoyo psicológico más cercano (esto es válido especialmente para las personas que han sido víctimas de agresión sexual). A los pacientes que han estado expuestos al VIH a través de violación u otros ataques sexuales se les debe ofrecer una remisión a un grupo de crisis por violación y deben recibir el apoyo de trabajadores sociales y encargados de casos, incluida el diálogo sobre cualquier riesgo de violencia doméstica en curso.
El uso de este contenido está sujeto a nuestra cláusula de exención de responsabilidad